Mateo 27:44-54 La Palabra Versión Española (BLP)

44. Hasta los ladrones que estaban crucificados junto a él lo llenaban de insultos.

45. Desde el mediodía, toda la tierra quedó sumida en oscuridad hasta las tres de la tarde.

46. Hacia esa hora Jesús gritó con fuerza:— Elí, Elí, ¿lemá sabaqtaní?, es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

47. Lo oyeron algunos de los que estaban allí y comentaron:— Está llamando a Elías.

48. Al punto, uno de ellos fue corriendo a buscar una esponja, la empapó en vinagre y sirviéndose de una caña se la acercó a Jesús para que bebiera.

49. Pero los otros le decían:— Deja, veamos si viene Elías a salvarlo.

50. Jesús, entonces, lanzando otra vez un fuerte gritó, expiró.

51. De pronto, la cortina del Templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló y las rocas se resquebrajaron;

52. las tumbas se abrieron y resucitaron muchos creyentes ya difuntos.

53. Estos salieron de sus tumbas y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa donde se aparecieron a mucha gente.

54. El oficial del ejército romano y los que estaban con él vigilando a Jesús, al ver el terremoto y todo lo que estaba sucediendo, exclamaron sobrecogidos de espanto:— ¡Verdaderamente, este era Hijo de Dios!

Mateo 27