15. Jesús, conociendo la hipocresía que había en ellos, les contestó:— ¿Por qué me ponéis trampas? Traedme un denario para que yo lo vea.
16. Ellos se lo presentaron y Jesús les preguntó:— ¿De quién es esta efigie y esta inscripción?Le contestaron:— Del emperador.
17. Entonces Jesús les dijo:— Pues dad al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.Con esta respuesta quedaron estupefactos.
18. Después de esto vinieron unos saduceos que, como dicen que no hay resurrección, hicieron a Jesús esta pregunta:
19. —Maestro, Moisés nos dejó escrito que si el hermano de uno muere y deja esposa, pero no hijos, el hermano mayor superviviente deberá casarse con la viuda para dar descendencia al hermano difunto.
20. Pues bien, hubo una vez siete hermanos; el primero de ellos se casó, pero murió sin haber tenido descendencia.