14. Jesús le contestó:— Amigo, ¿quién me ha puesto por juez o repartidor de herencias entre vosotros?
15. Y, dirigiéndose a los demás, añadió:— Procurad evitar toda clase de avaricia, porque la vida de uno no depende de la abundancia de sus riquezas.
16. Y les contó esta parábola:— Una vez, un hombre rico obtuvo una gran cosecha de sus campos.
17. Así que pensó: «¿Qué haré ahora? ¡No tengo lugar bastante grande donde guardar la cosecha!
18. ¡Ya sé qué haré! Derribaré los graneros y haré otros más grandes donde pueda meter todo el trigo junto con todos mis bienes.
19. Luego podré decirme: tienes riquezas acumuladas para muchos años; descansa, pues, come, bebe y diviértete».
20. Pero Dios le dijo: «¡Estúpido! Vas a morir esta misma noche. ¿A quién le aprovechará todo eso que has almacenado?».