17. le abrió todo su corazón y le dijo:—La navaja no ha pasado nunca por mi cabeza, porque soy un consagrado a Dios desde el vientre de mi madre. Si me cortaran el pelo, mi fuerza se retiraría de mí, me debilitaría y sería como un hombre cualquiera.
18. Dalila comprendió que le había abierto todo su corazón, mandó llamar a los jefes de los filisteos y les dijo:—Venid, que esta vez me ha abierto todo su corazón.Vinieron los jefes de los filisteos con el dinero para la mujer,
19. y esta adormeció a Sansón sobre sus rodillas y llamó a un hombre que le cortó las siete trenzas de su cabellera. Inmediatamente Sansón comenzó a debilitarse, y perdió su fuerza.
20. Dalila entonces gritó:—¡Sansón! ¡Los filisteos!Se despertó Sansón de su sueño pensando:—Saldré airoso como las otras veces y me los sacudiré de encima.No sabía que el Señor ya no estaba con él.