9. (Así se cumplió lo que él mismo había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste»).
10. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (Este criado se llamaba Malco).
11. Pero Jesús dijo a Pedro:— Envaina la espada. ¿Es que no he de beber esta copa de amargura que el Padre me ha destinado?
12. La tropa, con su comandante al frente, y los guardias judíos arrestaron a Jesús y lo maniataron.