27. Por eso, acércate tú al Señor nuestro Dios, escucha todo lo que él te diga, y luego tú nos lo transmites. Nosotros lo escucharemos y lo obedeceremos».
28. El Señor os escuchó cuando me hablabais, y me dijo: He oído lo que te decía este pueblo, y me parece muy bien todo lo que han dicho.
29. ¡Ojalá conserven siempre esa actitud, respetándome y cumpliendo mis mandamientos todos los días, para que tanto ellos como sus hijos tengan siempre una vida dichosa!