25. Pero, como al comienzo de su instalación no respetaron al Señor, el Señor les envió leones que los devoraban.
26. Así que dijeron al rey de Asiria:—Las gentes que has deportado y establecido en las ciudades de Samaría no conocen la religión del dios del país.
27. El rey de Asiria reaccionó dando esta orden:—Llevad allí a alguno de los sacerdotes que habéis traído deportados; que vaya a vivir con ellos y les enseñe la religión del dios de aquel país.
28. Así, pues, uno de los sacerdotes deportados de Samaría vino a vivir a Betel, donde les estuvo enseñando a respetar al Señor.