9. Precisamente os escribí para comprobar si estabais dispuestos a obedecerme sin reservas.
10. A quien vosotros perdonasteis, también yo le perdono; en realidad, lo que yo he perdonado —si algo he tenido que perdonar— lo he hecho por vosotros, y el mismo Cristo es testigo.
11. Hay que evitar que Satanás saque partido de esto, conociendo como conocemos sus ardides.
12. Me dirigí, pues, a Troas* para anunciar el mensaje de Cristo y, aunque se me ofrecía allí una magnífica oportunidad de trabajar por el Señor,