24. Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
25. Pero Jesús, llamándolos junto a El, dijo: "Ustedes saben que los gobernantes de los Gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos.
26. "No ha de ser así entre ustedes, sino que el que entre ustedes quiera llegar a ser grande, será su servidor,
27. y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo;
28. así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos."
29. Al salir de Jericó, una gran multitud siguió a Jesús.
30. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús pasaba, gritaron: "¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!"
31. La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más aún: "¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!"
32. Y deteniéndose Jesús, los llamó y les dijo: "¿Qué quieren que Yo haga por ustedes?"
33. Ellos Le respondieron: "Señor, deseamos que nuestros ojos sean abiertos."
34. Entonces Jesús, movido a compasión, tocó los ojos de ellos, y al instante recobraron la vista, y Lo siguieron.