20. Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es agradable al Señor.
21. Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten.
22. Siervos, obedezcan en todo a sus amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor.
23. Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres,
24. sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven.
25. Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas.