2 Crónicas 20:21-33 La Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH)

21. Después de consultar con el pueblo, designó a algunos que cantaran al SEÑOR y a algunos que le alabaran en vestiduras santas, conforme salían delante del ejército y que dijeran: "Den gracias al SEÑOR, porque para siempre es Su misericordia."

22. Cuando comenzaron a entonar cánticos y alabanzas, el SEÑOR puso emboscadas contra los Amonitas, los Moabitas y los del Monte Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados.

23. Porque los Amonitas y los Moabitas se levantaron contra los habitantes del Monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, se pusieron a destruirse unos a otros.

24. Cuando Judá llegó a la torre (atalaya) del desierto, miraron hacia la multitud, y sólo vieron cadáveres tendidos por tierra, ninguno había escapado.

25. Al llegar Josafat y su pueblo para recoger el botín, hallaron mucho entre los cadáveres, incluyendo mercaderías, vestidos y objetos preciosos que tomaron para sí, más de los que podían llevar. Estuvieron tres días recogiendo el botín, pues había mucho.

26. Al cuarto día se reunieron en el Valle de Beraca, porque allí bendijeron al SEÑOR. Por tanto llamaron aquel lugar el Valle de Beraca (de Bendición) hasta hoy.

27. Y todos los hombres de Judá y de Jerusalén, con Josafat al frente de ellos, regresaron a Jerusalén con alegría, porque el SEÑOR les había hecho regocijarse sobre sus enemigos.

28. Entraron en Jerusalén, en la casa del SEÑOR, con arpas, liras y trompetas.

29. Y vino el terror de Dios sobre todos los reinos de aquellas tierras cuando oyeron que el SEÑOR había peleado contra los enemigos de Israel.

30. El reino de Josafat estuvo en paz, porque su Dios le dio tranquilidad por todas partes.

31. Josafat reinó sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba, hija de Silhi.

32. Anduvo en el camino de su padre Asa, y no se apartó de él, haciendo lo recto ante los ojos del SEÑOR.

33. Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, pues el pueblo no había vuelto aún su corazón al Dios de sus padres.

2 Crónicas 20