27. Por lo demás, ¿quién de vosotros, por mucho que se preocupe, podrá añadir una sola hora a su vida?
28. ¿Y por qué preocuparos a causa de la ropa? Aprended de los lirios del campo y fijaos cómo crecen. No trabajan ni hilan
29. y, sin embargo, os digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su esplendor, llegó a vestirse como uno de ellos.
30. Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy está verde y mañana será quemada en el horno, ¿no hará mucho más por vosotros? ¡Qué débil es vuestra fe!
31. Así pues, no os atormentéis diciendo: “¿Qué comeremos, qué beberemos o con qué nos vestiremos?”.