7. Después le dijo:— Ahora vete y lávate en el estanque de Siloé (palabra que significa “enviado”).El ciego fue, se lavó y, cuando regresó, ya veía.
8. Sus vecinos y todos cuantos lo habían visto antes pidiendo limosna, comentaban:— ¿No es este el que se sentaba por aquí y pedía limosna?
9. Unos decían:— Sí, es el mismo.Otros, en cambio, opinaban:— No es él, sino uno que se le parece.Pero el propio interesado aseguraba:— Soy yo mismo.
10. Ellos le preguntaron:— ¿Y cómo has conseguido ver?