37. En el barco estábamos en total doscientas setenta y seis personas.
38. Una vez satisfechos, arrojaron el trigo al mar para aligerar la nave.
39. Llegó el día, y los marineros no pudieron reconocer el lugar. Pero distinguieron una ensenada con su playa, y trataron de ver si era posible que la nave recalase allí.
40. Así pues, soltaron las anclas y las dejaron irse al fondo; aflojaron luego las amarras de los timones, izaron la vela de proa e, impulsados por el viento, se dirigieron a la playa.