14. No es mi intención avergonzaros al escribiros todo esto. Sólo quiero corregiros como a hijos míos muy queridos.
15. Porque maestros en la fe en Cristo Jesús podéis tenerlos a millares, pero padres, no; he sido yo quien os ha engendrado para la fe mediante el mensaje evangélico.
16. Os ruego, pues, que sigáis mi ejemplo,