1. Nosotros que no tenemos esas dudas, debemos soportar pacientemente las deficiencias de los que tienen dudas, y no buscar agradarnos a nosotros mismos.
2. En lugar de eso, debemos pensar en lo que es bueno para ellos y tratar de agradarlos. Así los ayudaremos a fortalecer su fe.
3. Cristo mismo tampoco buscó agradarse a sí mismo. Así dicen las Escrituras: «La gente que te insulta también me está insultando a mí».
4. Todo lo que se escribió en el pasado fue para dejarnos una enseñanza y para que tengamos esperanza. La esperanza viene por la paciencia y el ánimo que nos dan las Escrituras.