2. Entonces comenzó a enseñarles lo siguiente:
3. «Afortunados los que reconocen su necesidad espiritual, porque el reino de Dios les pertenece.
4. Afortunados los que están tristes, porque Dios los consolará.
5. Afortunados los que son humildes, porque la tierra que Dios prometió será de ellos.
6. Afortunados los que tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán completamente satisfechos por Dios.
7. Afortunados los que tienen compasión de otros, porque Dios también tendrá compasión de ellos.
8. Afortunados los que tienen corazón puro, porque ellos verán a Dios.
9. Afortunados los que se esfuerzan por conseguir la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10. Afortunados los que son maltratados por practicar la justicia, porque el reino de Dios les pertenece.
11. »Cuando la gente los insulte, los persiga y hable mal de ustedes por seguirme, sepan que son afortunados a los ojos de Dios.
12. Pónganse contentos y alégrense porque van a recibir una gran recompensa en los cielos. Así también fue como maltrataron a los profetas que vivieron antes de ustedes.
13. »Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo podría volver a ser salada? Ya no sirve para nada sino para ser tirada y pisada por la gente.
14. »Ustedes son la luz que alumbra al mundo. Una ciudad que está en un monte no se puede esconder.
15. Ni se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cesto, sino sobre el candelero para que ilumine a todos en la casa.
16. Así mismo, ustedes deben ser luz para los demás de tal manera que todos puedan ver sus buenas obras y dar honra a su Padre que está en los cielos.
17. »No piensen que he venido para destruir la ley de Moisés o la enseñanza de los profetas. No he venido para destruirlas, sino para darles completo significado.