35. Entonces Jesús les dijo a los seguidores: —Cuando los envié sin dinero ni provisiones ni sandalias, ¿les hizo falta algo? Ellos dijeron: —No, nada.
36. Jesús les dijo: —Pero ahora, si tienen provisiones o dinero, llévenlos con ustedes. Si no tienen espada, vendan su manto y compren una.
37. Pues les digo que esta Escritura debe cumplirse en mí: “La gente lo consideraba un criminal”. Esta Escritura debe cumplirse en mí. Fue escrita sobre mí y está sucediendo ahora.
38. Los seguidores dijeron: —Mira Señor, aquí hay dos espadas. Jesús les dijo: —¡Basta ya!
39. Como de costumbre, Jesús salió de la ciudad al monte de los Olivos, y sus seguidores fueron con él.
40. Al llegar ahí, les dijo: —Oren para que no caigan en tentación.
41. Entonces Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló y oró:
42. «Padre, líbrame de esta copa, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».