36. Mientras que tengan la luz, crean en ella para que se conviertan en hijos de luz. Jesús dijo esto y se fue lejos escondiéndose de ellos.
37. Aunque Jesús había hecho estas señales milagrosas delante de ellos, todavía no creían.
38. Pues tenía que cumplirse lo que dijo el profeta Isaías: «Señor Dios, ¿quién ha creído en nuestro mensaje y a quién se le ha mostrado tu poder?»
39. Por eso la gente no podía creer, pues Isaías también dijo:
40. «Dios los encegueció y cerró su mente para que ellos no pudieran ver ni entender, ni tampoco volverse a mí para que yo los sane».
41. Isaías dijo esto porque vio la gloria de Jesús y habló sobre él.
42. Aun así muchos creían en Jesús. Incluso muchos de los líderes creían en él, pero les tenían miedo a los fariseos. Por eso no se lo contaban a nadie, para que no los echaran de la sinagoga.