18. »Ese día, las montañas destilarán vino dulce, y de los cerros fluirá leche. El agua correrá en todas las quebradas y arroyos de Judá. Una fuente saldrá del templo del SEÑOR, que regará el valle de las Acacias.
19. Egipto se convertirá en un baldío y Edom en un desierto desolado porque fueron crueles con los hijos de Judá y en su territorio derramaron sangre inocente.
20. Jerusalén y Judá serán habitadas para siempre, de generación en generación.
21. No perdonaré a quienes derramaron la sangre de mi pueblo; no quedarán sin castigo». Y el SEÑOR habitará en Sion para siempre.