27. Si dijera: “Olvidaré mi lamento, me pintaré una sonrisa en el rostro”,
28. seguiría atemorizado con todo lo que sufro; sé que tú no me consideras inocente.
29. Ya que soy un perverso, ¿para qué esforzarme inútilmente?
30. Aunque me lavara con jabón y me limpiara las manos con lejía,
31. tú me hundirías en el barro, y yo le daría asco hasta a mi propia ropa.
32. »Porque Dios no es un ser humano como yo, a quien yo pueda responder en un tribunal a sus acusaciones.
33. No hay quien sirva de mediador entre los dos, no hay quien pueda con su autoridad, no hay quien pueda decidir entre nosotros.
34. No hay quien pueda quitarle a Dios su vara de castigo de encima mío, para que no me aterrorice más.