Jeremías 26:10-18 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

10. Al oír todo esto, los jefes de Judá se dirigieron desde el palacio del rey a la casa del SEÑOR. Se sentaron en la entrada de la Puerta Nueva del templo del SEÑOR.

11. Los sacerdotes y los profetas les dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre debe ser sentenciado a muerte porque con nuestros propios oídos hemos escuchado que ha profetizado en contra de esta ciudad».

12. Entonces Jeremías les dijo a todos los jefes y a todo el pueblo: «El SEÑOR me envió a profetizar contra este templo y contra esta ciudad todo el mensaje que ustedes han escuchado.

13. Ahora arreglen su vida y sus hechos, y obedezcan al SEÑOR su Dios. Tal vez el SEÑOR cambie de opinión con respecto al desastre que ha anunciado en contra de ustedes.

14. En cuanto a mí, yo estoy en sus manos; hagan conmigo lo que bien les parezca.

15. Pero en todo caso, sepan muy bien que si me matan, estarán manchando con sangre inocente sus manos, la ciudad y sus habitantes. La verdad es que el SEÑOR me envió a decirles claramente todo lo que escucharon».

16. Los jefes y todo el pueblo les dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no debe ser sentenciado a muerte porque nos ha hablado en nombre del SEÑOR nuestro Dios».

17. Entonces se pusieron de pie algunos de los ancianos del país y les dijeron a todos los que estaban allí reunidos:

18. «Miqueas de Moréset solía profetizar en los días de Ezequías, rey de Judá, y le dijo a todo el pueblo de Judá: Esto dice el SEÑOR Todopoderoso: “Sion será un terreno arado, Jerusalén un montón de ruinas, y el monte del templo se convertirá en una colina cubierta de bosque”.

Jeremías 26