1. «Levántate y brilla, Jerusalén, porque ha llegado tu luz. La gloria del SEÑOR ha amanecido sobre ti.
2. La oscuridad cubre la tierra y densa oscuridad a las naciones. Pero el SEÑOR brilla sobre ti y su gloria aparecerá sobre ti.
3. Naciones vendrán a tu luz y reyes a la brillantez de tu alborada.
4. »Levanta tus ojos y mira alrededor. Se están reuniendo, vienen a ti. Tus hijos vienen de muy lejos y a tus hijas las traen en brazos.
5. Entonces verás cómo resplandecerás. Tu corazón latirá de emoción y rebosarás de alegría. Porque los tesoros de países al otro lado del mar vendrán a ti. La riqueza de las naciones vendrá a ti.
6. Multitudes de camellos de Madián y de Efa cubrirán tu tierra. Vendrán los de Sabá. Traerán oro e incienso y cantarán alabanzas al SEÑOR.
7. Reunirán para ti todas las ovejas de Cedar. Los carneros de Nebayot estarán a tu servicio. Ellos serán ofrenda aceptable en mi altar. Glorificaré mi hermoso templo.
8. »¿Quiénes son esos que vuelan como nubes y como palomas a su palomar?
9. Verdaderamente los países lejanos esperan por mí y los barcos de Tarsis vienen a la cabeza. Traen de lejos a tus hijos con su oro y con su plata, en honor del SEÑOR tu Dios, el Santo de Israel, que te ha dado honra.
10. Extranjeros construirán tus murallas, y sus reyes te servirán. »Te castigué estando enojado, pero de buen ánimo te mostraré compasión.
11. Tus puertas siempre permanecerán abiertas. No cerrarán de noche ni de día para que puedas recibir las riquezas de las naciones traídas por reyes.
12. Porque la nación o el reino que no te sirva perecerá. Esas naciones serán destruidas completamente.
13. La gloria del Líbano vendrá a ti: pinos, abetos y cipreses juntos para embellecer aun más mi Lugar Santo. Yo glorificaré el lugar donde descansan mis pies.