Isaías 51:7-22 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

7. Escúchenme ustedes, los que conocen la verdad, pueblo que tiene presente mi enseñanza. No tengan miedo de las maldades que dice la gente. No se molesten con sus insultos.

8. Porque las polillas acabarán con ellos como con la ropa, y los gusanos se los comerán como a la lana. Pero la justicia salvadora durará eternamente; mi salvación, a través de todas las generaciones».

9. ¡Despierta! ¡Despierta brazo del SEÑOR! Usa tu poder. Despierta como hace tiempo, en el pasado. ¿No fuiste tú quien cortó en pedazos a Rahab? ¿No fuiste tú quien traspasó al monstruo del mar?

10. ¿No fuiste tú quien secó el mar, las aguas del gran océano? ¿No fuiste tú quien hizo un camino en el fondo del mar para que lo atravesara el pueblo que salvaste?

11. Así fue que el pueblo salvado por el SEÑOR regresó y llegó a Sion con gritos de alegría. Su felicidad será siempre como una corona en su cabeza. Tendrán gozo y alegría. La tristeza y el dolor desaparecerán.

12. «Yo soy quien te consuela. ¿A quién temes, Jerusalén? ¿A un simple mortal? ¿A un ser humano que es como la hierba?

13. ¿Es que te has olvidado del SEÑOR, tu creador, que extendió los cielos y estableció la tierra? ¿Vas a estar temeroso todo el tiempo debido a la furia de tus opresores que están decididos a destruirte? ¿Dónde está esa furia de tus opresores?

14. »Los que están prisioneros serán liberados y no morirán en los calabozos. Tendrán alimento en abundancia.

15. Yo soy el SEÑOR tu Dios, el que agita el mar para que rujan las olas. YAVÉ Todopoderoso es mi nombre.

16. Yo puse mis palabras en tu boca y te he escondido en la sombra de mi mano. Extendí los cielos, eché los cimientos de la tierra y le dije a Sion: “Tú eres mi pueblo”».

17. ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Levántate, Jerusalén! El SEÑOR estaba muy enojado contigo y te castigó. Era una copa que tenías que beber. La has bebido hasta la última gota, hasta emborracharte.

18. De todos los hijos que tuviste, no hay ni uno que te guíe; de todos los que criaste, no hay ni uno que te lleve de la mano.

19. Dos calamidades cayeron sobre ti: Ruina y destrucción, hambre y muerte. ¿Quién hará duelo por ti? ¿Quién te consolará?

20. Tus hijos están débiles, están tirados en las esquinas de las calles, como antílope en una red. Están llenos de la ira del SEÑOR, de la amenaza de tu Dios.

21. Por lo tanto, escuchen esto, los que están sufriendo; borrachos, pero no de vino.

22. YAVÉ tu Dios y Señor, el que defiende a su pueblo, dice esto: «Mira, he quitado la copa de tu mano, la copa que hacía marear al pueblo. No beberás más de ella, la copa de mi ira.

Isaías 51