2. Él hizo mi boca como una espada afilada. Me escondió con la sombra de su mano. Me convirtió en una flecha pulida y me escondió en su aljaba.
3. Él me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, en ti mostraré mi gloria».
4. Pero yo pensé: «En vano he trabajado duro; para nada me entregué totalmente, sin provecho alguno. Pero con toda seguridad mi causa está en manos del SEÑOR y él decidió darme mi recompensa».
5. El SEÑOR ha hablado. Él me hizo desde el vientre para que fuera su siervo, para convencer a Jacob que vuelva a él y para que Israel se una a él. El SEÑOR me da honor, y mi Dios será quien me dé fuerzas.