8. Las avenidas están desiertas, nadie viaja por los caminos. Se rompieron los acuerdos, rechazaron a los testigos, a nadie se le tiene respeto.
9. El país entristece y se debilita; el Líbano se avergüenza y se marchita. Sarón es como un desierto; Basán y el Carmelo están pelados.
10. El SEÑOR dice: «Ahora es mi turno de levantarme, de mostrar mi grandeza y poder.
11. Lo que ustedes planean y ejecutan es paja y basura. Su aliento es fuego que acabará con ustedes.
12. Las naciones quedarán reducidas a cenizas; arderán en el fuego como espinos cortados.
13. Ustedes, los que están lejos, entérense de lo que he hecho. Y ustedes, los que están cerca, dense cuenta de mi poder.
14. Los pecadores de Sion están temerosos. El temor se ha apoderado de los que no respetan a Dios». Ellos dicen: «¿Quién de nosotros puede vivir eternamente en fuego consumidor? ¿Quién de nosotros puede vivir eternamente en una hoguera?»
15. Los que vivan justamente y hablen de manera honesta; los que rechacen el dinero obtenido explotando al pueblo; los que no acepten sobornos; los que se nieguen a participar en asesinatos y aparten sus ojos del mal,
16. vivirán seguros. Se refugiarán en una fortaleza en las rocas; tendrán alimento y no les faltará el agua.
17. Tus ojos verán al rey en su esplendor y contemplarás una tierra que se extiende hasta muy lejos.
18. Reflexionarás acerca del terror: «¿Dónde está el contador? ¿Dónde está el que comprobaba el peso? ¿Dónde está el que lleva el registro de las torres?»
19. Ya no verás a la gente arrogante, que hablaba una lengua difícil de entender, un idioma confuso que tú no entendías.
20. Mira a Sion, la ciudad de nuestras fiestas religiosas. Tus ojos verán a Jerusalén, hogar seguro y carpa que no será removida. Jamás quitarán sus estacas, ni le romperán alguna de sus cuerdas.
21. Sino que allí estará el SEÑOR, majestuoso, a nuestro favor, como un lugar con ríos y amplias corrientes. Lugar sin barcos de remos ni naves poderosas.
22. Porque el SEÑOR será nuestro gobernante; el SEÑOR será nuestro legislador. El SEÑOR será nuestro Rey; él nos salvará.
23. Tus cuerdas se desataron. No pueden sostener el mástil ni izar las velas. Se repartirá un buen botín y hasta el cojo tomará parte en el saqueo.