22. Por eso, el SEÑOR, que rescató a Abraham, les dice esto a los descendientes de Jacob: «El pueblo de Jacob dejará de estar en desgracia y su rostro perderá la palidez.
23. Cuando vean entre ellos a todos sus hijos, a quienes yo hice, considerarán mi nombre santo. Estarán de acuerdo en que el Único Dios de Jacob es santo. Me respetarán a mí, el Dios de Israel.