Hechos 25:3-16 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

3. Le pidieron a Festo el favor de enviar a Pablo a Jerusalén. En realidad querían tenderle una emboscada a Pablo en el camino y asesinarlo.

4. Pero Festo les respondió que Pablo estaba detenido en Cesarea y que él mismo iría allí muy pronto.

5. Dijo: —Algunos de sus líderes pueden venir conmigo a Cesarea y acusarlo si consideran que ha cometido algún delito.

6. Festo se quedó en Jerusalén como ocho o diez días y luego regresó a Cesarea. Al día siguiente, Festo se sentó en el tribunal y ordenó que le trajeran a Pablo.

7. Cuando Pablo se presentó, los judíos que habían venido de Jerusalén lo rodearon. Presentaron muchos cargos graves en su contra, pero no los podían probar.

8. Pablo se defendió diciendo: —No he hecho nada malo en contra de la ley de los judíos, ni en contra del templo ni en contra del emperador.

9. Pero como Festo quería quedar bien con los judíos, le preguntó: —¿Quieres ir a Jerusalén para que yo te juzgue allí por esto?

10. Pablo contestó: —En este momento estoy ante el tribunal del emperador, y es aquí donde debo ser juzgado. No he hecho nada malo en contra de los judíos, como usted bien lo sabe.

11. Si soy culpable de algún delito o he hecho algo para merecer la muerte, no estoy tratando de escapar de ella. Pero si no hay nada cierto en los cargos que estos tienen en mi contra, nadie tiene derecho de entregarme a los judíos. Pido ser juzgado ante el emperador.

12. Después de haber hablado con sus asesores, Festo dijo: —Has pedido ser juzgado ante el emperador, entonces irás al emperador.

13. Unos días después, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea a visitar a Festo.

14. Después de que ellos habían estado allí varios días, Festo le contó al rey el caso de Pablo: —Aquí hay un hombre que Félix dejó como prisionero.

15. Cuando yo estaba en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos líderes de los judíos, presentaron su caso en contra de él, y me pidieron que ordenara su muerte.

16. Yo les respondí que cuando alguien es acusado de algún delito, los romanos no lo entregan a otra gente para que lo juzgue. Primero, el hombre debe enfrentar a los que lo están acusando y se le debe permitir que se defienda de los cargos que tienen en su contra.

Hechos 25