14. Ellos continuaron su viaje desde Perge hasta Antioquía de Pisidia. Estando en Antioquía en el día de descanso, fueron a la sinagoga y tomaron asiento allí.
15. Después de leer la ley y los escritos de los profetas, los dirigentes de la sinagoga enviaron este mensaje a Pablo y Bernabé: —Hermanos, si tienen algo que decir que pueda ayudar a los que están aquí, por favor, tomen la palabra.
16. Pablo se puso de pie y tomó la palabra: —Israelitas y también ustedes los que no son judíos y adoran al Dios verdadero, escúchenme.
17. El Dios de este pueblo de Israel eligió a nuestros antepasados, ayudó a nuestro pueblo a salir adelante mientras vivieron en Egipto y los sacó de allí con gran poder.
18. Dios tuvo paciencia con ellos durante los cuarenta años que estuvieron en el desierto.
19. Él destruyó siete naciones en la tierra de Canaán y les dio a los israelitas esa tierra como herencia.
20. Todo eso sucedió en más o menos cuatrocientos cincuenta años. »Después, Dios les dio jueces hasta el tiempo del profeta Samuel.
21. Entonces el pueblo pidió un rey. Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, que era de la tribu de Benjamín, quien fue rey por cuarenta años.
22. Después de destituir a Saúl, Dios nombró rey a David, de quien dio testimonio: “David, el hijo de Isaí, me agrada porque está dispuesto a hacer todo lo que yo le diga”.
23. »Dios cumplió su promesa al enviar a Jesús, quien era descendiente de David, para ser el Salvador.
24. Antes de que Jesús viniera, Juan anunció su mensaje al pueblo de Israel. Juan les dijo que se bautizaran para demostrar que querían cambiar su vida.
25. Cuando Juan estaba terminando su trabajo, dijo: “¿Quién creen ustedes que soy? Yo no soy él, pues él viene después de mí, y no soy digno ni de desatarle sus sandalias”.
26. »Hermanos, hijos de la familia de Abraham, y ustedes que adoran al Dios verdadero, escuchen. Este mensaje de salvación ha llegado a nosotros.
27. Los que viven en Jerusalén y sus líderes no reconocieron a Jesús, y al condenarlo cumplieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado.
28. Ellos no pudieron encontrar una razón para matar a Jesús, pero le pidieron a Pilato que lo matara.
29. Cuando ya habían cumplido todo lo que se dijo acerca de Jesús en las Escrituras, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en un sepulcro.
30. Pero Dios lo resucitó.
31. Después, los que lo habían acompañado desde Galilea hasta Jerusalén vieron a Jesús durante muchos días. Ahora ellos son sus testigos ante el pueblo.
32. »Nosotros les anunciamos la buena noticia acerca de la promesa que Dios les hizo a nuestros antepasados.
33. Como descendientes de ellos, recibimos de parte de Dios el cumplimiento de la promesa cuando Jesús resucitó de la muerte. Como dice en el segundo Salmo: “Tú eres mi Hijo, hoy me he convertido en tu Padre”.