9. Leví recibe una décima parte como ofrenda de la nación, pero podría decirse que Leví le dio a Melquisedec su décima parte por medio de Abraham.
10. Cuando Melquisedec conoció a Abraham, Leví no había nacido, pero su semilla ya existía en su antepasado Abraham.
11. La ley se entregó al pueblo bajo el sacerdocio de Leví, pero la gente no se podía perfeccionar espiritualmente por medio de ese sacerdocio. Era necesario que apareciera otro sacerdocio, pero no como el de Aarón, sino como el que tiene Melquisedec.
12. Cuando cambia el sacerdocio, cambia también la ley.
13. Pero todo esto lo decimos con referencia a Jesucristo. Él no es descendiente de Leví y nadie de su tribu sirvió como sacerdote en el altar.
14. Está claro que nuestro Señor era descendiente de Judá, pero Moisés no dijo nada de sacerdotes que fueran descendientes de Judá.
15. Todo se aclara cuando aparece Jesús, que es sacerdote como Melquisedec.
16. Jesús no fue designado sacerdote por voluntad humana, sino por el poder de su vida indestructible,
17. porque se da testimonio de él: «Eres sacerdote para siempre, tal como fue Melquisedec».
18. El mandamiento queda anulado por débil e ineficaz,
19. pues la ley no podía hacer nada perfecto. Pero ahora se nos da una esperanza nueva por la que podemos acercarnos a Dios.
20. Es muy importante notar que Dios también hizo una promesa cuando nombró a Jesús sumo sacerdote, pero no hubo promesa alguna para otros sacerdotes.
21. En cambio, Jesús llegó a ser sacerdote con una promesa de Dios, quien le dijo: «El Señor ha hecho una promesa, y no cambiará de opinión. Tú eres sacerdote para siempre».
22. Esto quiere decir que Jesús es la garantía de un mejor pacto entre Dios y su pueblo.
23. Igualmente, había muchos sacerdotes porque cuando uno de ellos moría, no podía seguir en su cargo.
24. Pero Jesús vive para siempre, nunca dejará de ser sacerdote.
25. Entonces puede salvar para siempre a los que vienen a Dios por medio de él, pues vive para siempre y está listo para ayudarlos cuando se presenten ante Dios.
26. Jesús es la clase de sumo sacerdote que necesitamos. Es santo y no ha hecho nada malo. Es puro y no se deja influenciar por los pecadores. Ha sido elevado a los cielos y
27. no es como cualquier otro sacerdote. Los otros sacerdotes tenían que ofrecer sacrificios todos los días, primero por sus propios pecados y luego por los pecados del pueblo. Pero Jesús no necesita hacer eso, él ofreció un solo sacrificio una sola vez y para siempre.