12. Pero Cristo ofreció un solo sacrificio por los pecados, que es suficiente para todos los tiempos. Luego, se sentó a la derecha de Dios.
13. Ahora Cristo está esperando que Dios ponga a sus enemigos bajo su poder.
14. Con una sola ofrenda, Cristo ha hecho perfectos a los que él purifica.
15. El Espíritu Santo también nos testifica de ello. Primero dice:
16. «Este es el pacto que haré con mi pueblo en el futuro, dice el Señor. Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente».
17. Luego dice: «Nunca más recordaré sus pecados ni sus maldades».