20. Sin embargo, la obra de Moisés como mediador no resultó en una sola familia, aunque Dios es uno solo.
21. ¿Significa esto que la ley se opone a las promesas de Dios? ¡Claro que no! Dios nunca dio una ley que pudiera dar nueva vida al mundo. Si fuera así, podríamos estar aprobados por cumplir la ley.
22. Pero la Escritura encierra a todo el mundo bajo el poder del pecado, para que los que creen puedan recibir por la fe en Jesucristo la nueva vida que Dios prometió.
23. Antes de llegar esta fe, la ley nos custodiaba como a prisioneros. No tuvimos libertad sino hasta que la fe fue revelada.
24. Por eso, la ley era nuestro guardián hasta que llegó Cristo. El resultado es que estamos aprobados a través de la fe.
25. Ahora que ha llegado la fe, ya no necesitamos que la ley sea nuestro guardián.
26. Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Jesucristo,
27. porque ustedes fueron bautizados en Cristo y ahora están revestidos de él.
28. Todos son uno en Jesucristo, no importa si son judíos o no, esclavos o libres, hombres o mujeres.
29. Entonces, si ustedes pertenecen a Cristo también son la descendencia de Abraham. Si son la descendencia de Abraham también son herederos de las promesas que Dios le hizo a él.