15. Hermanos, les voy a dar un ejemplo de la vida diaria: imagínense que alguien hace un pacto. Una vez que ese pacto es oficial, nadie puede agregarle ni cambiarle nada, ni mucho menos ignorarlo.
16. Dios les hizo promesas a Abraham y a su «descendencia». No dice: «y a tus descendencias» refiriéndose a muchas, sino que dice: «y a tu descendencia», refiriéndose a una familia unida, la de Cristo.
17. Lo que estoy diciendo es que el pacto que Dios hizo con Abraham fue oficial mucho antes de que llegara la ley. La ley llegó cuatrocientos treinta años después. Por eso la ley no pudo anular el pacto ni cambiar las promesas de Dios.