11. Hermanos, quiero que entiendan que las buenas noticias que yo les anuncié no son un mensaje humano.
12. No recibí este mensaje de los seres humanos ni tampoco ellos me lo enseñaron, lo recibí cuando Jesucristo se me apareció.
13. Ustedes han oído de la clase de vida judía que yo tenía antes, que perseguía a la iglesia de Dios y trataba de destruirla.
14. Me destacaba entre los de mi edad por mi patriotismo judío. Me esforzaba más que los demás en defender las tradiciones que nos enseñaron nuestros antepasados.
15. Pero a Dios le agradó elegirme antes de mi nacimiento y en su generoso amor me llamó a su servicio.
16. Por eso Dios decidió usar mi vida para dar a conocer las buenas noticias de su Hijo entre las naciones que no son judías. En ese momento no consulté a ningún ser humano.
17. Tampoco fui a Jerusalén a ver a los que ya eran apóstoles. Al contrario, me fui inmediatamente a la región de Arabia y luego volví a Damasco.
18. Tres años después, fui a Jerusalén a conocer a Pedro y me quedé allí con él durante quince días.
19. Pero en ese tiempo no conocí a ningún otro apóstol; sólo vi a Santiago, el hermano del Señor.
20. Dios sabe que todo lo que les digo es verdad.
21. Luego fui a las regiones de Siria y Cilicia.
22. Ninguna de las iglesias de la región de Judea que están en Cristo me conocía personalmente.
23. Sólo habían escuchado esto de mí: «El que antes nos perseguía, ahora anuncia la fe que una vez quiso destruir».
24. Ellos daban gloria a Dios por mi causa.