13. Moisés le dijo al pueblo: —No se atemoricen. Sólo deténganse a ver cómo el SEÑOR los va a salvar hoy. ¡Nunca más volverán a ver a estos egipcios!
14. El SEÑOR peleará a favor de ustedes; así que manténganse en silencio.
15. El SEÑOR le preguntó a Moisés: —¿Por qué me pides ayuda? Diles a los israelitas que continúen su marcha.
16. Ahora tú, levanta tu bastón, extiende el brazo sobre el mar y pártelo en dos para que los israelitas puedan cruzarlo sobre suelo seco.
17. Voy a hacer que los egipcios se atrevan a perseguirlos y entonces voy a demostrar mi poder contra el faraón, sus carros de combate y su caballería.
18. Y así todos los egipcios van a saber que yo soy el SEÑOR cuando destruya al faraón, sus carros de batalla y su caballería.
19. Entonces el ángel de Dios y la columna de nube que estaban frente a los israelitas se pusieron tras ellos.
20. Así quedaron entre el campamento israelita. Había luz para los israelitas y oscuridad para los egipcios. Esa noche ningún campamento se acercó al otro.
21. Moisés extendió su brazo sobre el mar y el SEÑOR provocó un fuerte viento del oriente que sopló toda la noche e hizo que el mar retrocediera. Las aguas retrocedieron a cada lado, dejando en el medio la tierra seca.
22. Entonces los israelitas caminaron en medio del mar, sobre suelo firme. Se formaron dos murallas de agua, una a cada lado.
23. Pero los egipcios se fueron a perseguirlos. Todos los caballos del faraón, sus carros de combate y su caballería, fueron tras ellos en medio del mar.
24. Temprano, a la mañana siguiente, el SEÑOR miró hacia el campamento egipcio desde su columna de nube y de fuego y les creó una gran confusión.
25. También les dañó las ruedas de sus carros de combate para que les costara trabajo avanzar. Entonces los egipcios dijeron: —¡Vámonos de aquí! El SEÑOR está del lado de los israelitas y está peleando contra nosotros.
26. El SEÑOR le dijo a Moisés: —Extiende tu brazo sobre el mar para que el agua caiga sobre los egipcios, sus carros de combate y su caballería.
27. Entonces, en la mañana, Moisés extendió su brazo sobre el mar y el agua regresó a su lugar cubriendo a todos los egipcios. El SEÑOR ahogó a todos los egipcios con el agua del mar.
28. El agua regresó cubriendo todos los carros de combate y a los jinetes del ejército del faraón, que habían entrado al mar para perseguirlos. Ninguno de ellos quedó vivo.
29. Sin embargo, los israelitas cruzaron el mar sobre suelo firme, entre dos murallas de agua, una a cada lado.
30. Ese día el SEÑOR salvó a Israel del poder de los egipcios. Los israelitas vieron a los egipcios muertos en la orilla del mar.
31. Al darse cuenta los israelitas del gran poder que el SEÑOR había usado contra los egipcios, mostraron respeto hacia el SEÑOR y confiaron en el SEÑOR y en su siervo Moisés.