1. Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los malos tiempos y te aflija la vejez. Así no tendrás que decir: «Desperdicié mi vida».
2. Ten siempre presente a tu Creador mientras eres todavía joven, antes de que llegue el momento en que el sol, la luna y las estrellas se oscurezcan para ti, y te lleguen los problemas una y otra vez como una tormenta tras otra.