2 Reyes 23:15-30 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

15. Josías demolió el altar y el santuario que había construido Jeroboán hijo de Nabat en Betel con el que hizo pecar a Israel. No solamente lo demolió, sino que le prendió fuego hasta que quedó hecho cenizas y quemó también el poste de Aserá.

16. De regreso, Josías vio las tumbas que estaban en la colina y mandó unos hombres para que sacaran los huesos de las tumbas y los quemara sobre el altar para contaminarlo, cumpliendo así el mensaje del SEÑOR que había dicho el hombre de Dios contra el altar, cuando Jeroboán estaba ante el altar en la fiesta.

17. Entonces Josías preguntó: —¿Qué es aquel monumento que veo? La gente de la ciudad le respondió: —Es la tumba del hombre de Dios que vino de Judá, el que predijo todo lo que usted le ha hecho al altar aquí en Betel.

18. Entonces Josías dijo: —Déjenlo como está, que nadie mueva sus huesos. Así que dejaron los huesos en su lugar y también los del hombre de Dios de Samaria.

19. Josías también destruyó los templos y santuarios de las ciudades de Samaria que los reyes de Israel habían construido y con los que hicieron enojar al SEÑOR. Josías los destruyó tal como destruyó el santuario en Betel.

20. Josías mató sobre sus propios altares a todos los sacerdotes de los santuarios y quemó huesos de hombres muertos encima de los santuarios. Luego regresó a Jerusalén.

21. Entonces el rey Josías dio esta orden a todo el pueblo: «Celebren la Pascua en honor al SEÑOR su Dios. Háganlo tal como está escrito en el libro del pacto».

22. No se había celebrado así la Pascua desde el tiempo de los jueces que eran los líderes de Israel. Ninguno de los reyes de Israel o de Judá había celebrado la Pascua de la manera que se hizo con Josías.

23. Esta Pascua se celebró en honor al SEÑOR en Jerusalén en el año dieciocho del reinado de Josías.

24. Josías acabó también con los médium, brujos, dioses caseros, ídolos y todas las cosas detestables que se adoraban en Judá y en Jerusalén. Lo hizo para obedecer la ley que estaba escrita en el libro que el sacerdote Jilquías había encontrado en el templo del SEÑOR.

25. Nunca hubo un rey como Josías, ni antes ni después de él, que se convirtiera al SEÑOR de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas, obedeciendo en todo la ley de Moisés.

26. Sin embargo, el enojo del SEÑOR contra la gente de Judá no se aplacó debido a todo lo que hizo Manasés.

27. El SEÑOR dijo: «Yo expulsé a los israelitas de su país y haré lo mismo con Judá. Sacaré a Judá de mi presencia y no aceptaré a Jerusalén, la ciudad que yo elegí, ni al templo del que había dicho: “Mi nombre estará allí”».

28. El resto de los hechos de Josías, y todo lo que hizo, está escrito en Las crónicas de los reyes de Judá.

29. En esa época, el faraón Necao, rey de Egipto, subió hacia el río Éufrates a pelear contra el rey de Asiria. Josías salió a su encuentro en Meguido, pero el faraón lo mató en cuanto lo vio.

30. Los oficiales de Josías pusieron su cadáver en un carro, lo llevaron de Meguido a Jerusalén y lo sepultaron en su propia tumba. Entonces la gente del pueblo tomó a Joacaz hijo de Josías, lo consagraron y lo hicieron rey en lugar de su papá.

2 Reyes 23