2 Reyes 18:27-35 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

27. Pero el comandante en jefe les dijo: —¿Acaso mi señor me mandó a hablarles sólo a su señor y a ustedes? ¿No me mandó él a decirle a la gente que está sentada en la muralla y a ustedes, que se tendrán que comer sus propios excrementos y beber su propia orina?

28. Luego se puso en pie y gritó fuerte en el lenguaje de Judá: —Oigan lo que les dice el gran rey, el rey de Asiria.

29. “Esto es lo que él dice: ‘No se dejen engañar por Ezequías, porque él no los podrá salvar de mi poder’.

30. No permitan que Ezequías los haga confiar en el SEÑOR, diciendo: ‘Seguro que el SEÑOR nos librará y no dejará que esta ciudad caiga en manos del rey de Asiria’”.

31. »No oigan a Ezequías, porque esto es lo que dice el rey de Asiria: “Hagan un tratado de paz conmigo y ríndanse, y permitiré que cada uno de ustedes se alimente de su propia vid y de su propia higuera, y que beba de su propio pozo.

32. Eso será hasta que yo venga y los lleve a un país como el de ustedes, un país con grano, vino, pan y viñedos. Es una tierra de aceite de oliva, y de miel. Allí podrán vivir y no morirán. Pero no le hagan caso a Ezequías, quien trata de convencerlos diciendo: ‘El SEÑOR nos salvará’.

33. ¿Acaso alguno de los dioses de las otras naciones ha librado a su pueblo de las manos del rey de Asiria?

34. ¿Dónde están los dioses de Jamat y Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin, Hená e Ivá? ¿Libraron a Samaria de caer en mis manos?

35. ¿Cuál de los dioses de las naciones las ha librado de caer en mis manos? ¿Cómo pues podrá el SEÑOR librar a Jerusalén de mí?”»

2 Reyes 18