8. Ellos la habitaron y te hicieron un templo en tu honor, diciendo:
9. “Si nos viene algún mal, espada, juicio, epidemia o hambre, nos presentaremos delante de este templo y delante de ti, porque en este templo se da honra a tu nombre; clamaremos a ti y tú nos escucharás y nos salvarás”.
10. »Pues aquí están los amonitas, los moabitas y los del monte Seír. No dejaste que nosotros los atacáramos cuando salimos de Egipto, los dejamos tranquilos y no los destruimos.
11. Ahora ellos en pago nos atacan para expulsarnos de la tierra que tú nos diste en posesión.
12. Dios nuestro, ¿acaso no vas a castigarlos? Es que no tenemos fuerza para enfrentar a semejante ejército que se nos viene encima. No sabemos qué hacer y por eso nuestros ojos están fijos en ti».
13. Todos los hombres de Judá estaban de pie ante el SEÑOR, junto con sus niños, sus mujeres y sus hijos.
14. En plena asamblea vino el espíritu del SEÑOR sobre Jahaziel, hijo de Zacarías y descendiente en línea directa de Benaías, Jeyel y Matanías, el levita de los hijos de Asaf.
15. Él dijo: «Presten atención ustedes, todo Israel y habitantes de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Así dice el SEÑOR: “No tengan miedo y no pierdan la esperanza ante este gran ejército, porque esta guerra no es de ustedes, sino de Dios.
16. Bajen contra ellos mañana. Ellos vendrán subiendo por la cuesta de Sis y ustedes los encontrarán al final del valle, frente al desierto de Jeruel.
17. Ustedes no tendrán que luchar en esta batalla, quédense quietos en sus puestos y verán cómo el SEÑOR los salvará. Habitantes de Judá y Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden. Salgan mañana a hacerles frente, que yo, el SEÑOR, estaré con ustedes”».
18. Josafat, todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron rostro en tierra ante el SEÑOR y adoraron al SEÑOR.