11. Entonces Samuel le preguntó a Isaí: —¿No tienes más hijos? Isaí contestó: —Sí, tengo otro hijo, el menor, pero está cuidando el rebaño. Samuel dijo: —Manda a traerlo. No empezaremos a comer hasta que él llegue.
12. Isaí mandó que lo fueran a buscar. Su hijo menor era un joven de buen parecer, saludable y apuesto. El SEÑOR le dijo a Samuel: —Este es mi elegido, levántate y úngelo.
13. Samuel tomó el cuerno de aceite y derramó el aceite sobre el hijo menor de Isaí, frente a sus hermanos. El Espíritu del SEÑOR vino con poder sobre David y desde ese día estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá.
14. El espíritu del SEÑOR abandonó a Saúl y el SEÑOR le envió un espíritu maligno que le causó muchos problemas.
15. Los siervos de Saúl le dijeron: —Como usted sabe, un espíritu malo de parte de Dios lo está molestando.
16. Así que si usted lo ordena, podemos buscar a un músico para que toque para usted cuando el espíritu malo que Dios manda le provoque ansiedad, y así usted se sentirá mejor.
17. Así que Saúl les dijo a los siervos: —Busquen a un buen músico y tráiganmelo.
18. Uno de los siervos dijo: —El hijo de Isaí, de Belén, sabe tocar el arpa. Es un guerrero valiente, listo y de buen parecer. Además, el SEÑOR está con él.
19. Así que Saúl envió mensajeros a Isaí para decirle: —Envíame a tu hijo David, el que cuida el rebaño.
20. Isaí tomó un asno, pan, un cuero de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl como regalo por medio de David.
21. David se presentó ante Saúl, quien lo llegó a apreciar mucho y lo hizo su escudero.
22. Saúl le envió a decir a Isaí: «David me ha causado muy buena impresión, deja que se quede a mi servicio».
23. Así, cada vez que el espíritu maligno de parte de Dios molestaba a Saúl, David tocaba el arpa. El espíritu se iba, y Saúl se sentía mejor.