21. Los hebreos que antes se habían unido a los filisteos ahora se unían a los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán.
22. Los israelitas que se escondían en la sierra de Efraín oyeron que los filisteos estaban escapando, así que ellos también se unieron a la batalla y empezaron a perseguir a los filisteos.
23. Así, salvó el SEÑOR a los israelitas aquel día. La batalla se extendió más allá de Bet Avén. Todo el ejército estaba con Saúl, quien ahora tenía alrededor de diez mil soldados. La batalla se extendió hasta cada ciudad de la sierra de Efraín.
24. Pero aquel día Saúl cometió un grave error porque forzó al pueblo a hacer la siguiente promesa: «¡El que coma antes de que anochezca y antes de que derrote a mis enemigos, será castigado!» Así que ningún soldado israelita probó bocado.
25. Al llegar el ejército al bosque notaron que había miel en el suelo.
26. Cuando la gente entró al bosque, vieron que corría la miel pero no la probaron porque temían romper la promesa.
27. En cuanto a Jonatán, él no sabía nada de la promesa. No había oído cuando su papá forzó al pueblo a hacer dicha promesa. Así que tomó un poco de miel con la punta de una vara que traía en la mano y en cuanto la probó se sintió mejor.
28. Uno de los soldados le dijo a Jonatán: —Tú papá forzó a los soldados a hacer una promesa y dijo que el que comiera hoy sería castigado. Por eso los hombres están débiles.
29. Jonatán dijo: —Mi papá le ha hecho mucho daño al pueblo. Miren cómo yo me siento mejor con sólo probar un poco de miel.
30. Hubiera sido mucho mejor comer de lo que les quitaron a sus enemigos hoy. Así habríamos podido matar a muchos más filisteos.
31. Aquel día los israelitas derrotaron a los filisteos combatiendo desde Micmás hasta Ayalón. Como el pueblo estaba cansado y hambriento,
32. mataron las ovejas, las vacas y los terneros que les habían quitado a los filisteos, y se los comieron con todo y la sangre.
33. Pero alguien fue a decirle a Saúl: —¡Mira! Están pecando contra el SEÑOR. Se están comiendo la carne con todo y sangre. Saúl dijo: —¡Pueblo pecador! Hagan rodar una piedra grande hasta aquí. ¡Pero ya!
34. También les dijo: —Vayan y díganles a todos que me traigan su toro o su oveja y que los maten aquí. ¡No pequen contra el SEÑOR! No coman carne con sangre. Esa noche todos llevaron sus animales y los mataron allí.
35. Luego Saúl construyó un altar para el SEÑOR. Esta fue la primera vez que él construyó un altar para el SEÑOR.
36. Saúl dijo: —Vayamos tras los filisteos esta noche. Quitémosles todo y no dejemos a nadie vivo. El ejército respondió: —Haz lo que te parezca mejor. Pero el sacerdote dijo: —Primero preguntémosle a Dios.