42. Mientras Joab decía eso, llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar. Adonías dijo: —Ven aquí, buen hombre, dame las buenas noticias.
43. Sin embargo Jonatán contestó: —Las noticias no son buenas para usted. El rey David ha proclamado rey a Salomón
44. y ordenó que el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías hijo de Joyadá, y los mercenarios cretenses y filisteos hicieran montar a Salomón en la mula del rey.
45. Entonces el sacerdote Sadoc y el profeta Natán consagraron rey a Salomón junto a la fuente de Guijón. Volvieron todos a la ciudad festejando y ahora hay mucho ruido en la ciudad. A eso se debe lo que ustedes escucharon.
46. ¡Para colmo, Salomón está sentado en el trono del rey!
47. Los siervos del rey lo felicitan y expresan sus buenos deseos diciendo: “¡Que el reino de Salomón sea más fuerte que el de David!” y también: “¡Que tu Dios haga a Salomón aun más famoso de lo que te hizo a ti!” Hasta el mismo rey David está ahí. Desde su cama también él se inclina ante Salomón
48. y dice: “Alabado sea el SEÑOR Dios de Israel que eligió hoy a uno de mis hijos para reinar y me permitió que lo vieran mis ojos”.
49. Todos los invitados de Adonías se asustaron y cada uno salió por donde pudo.
50. Adonías también tuvo miedo de Salomón, fue al altar y se agarró de las puntas del altar.
51. Entonces se le informó al rey Salomón: —Adonías tiene temor del rey Salomón. Se ha refugiado en la Carpa Sagrada y está agarrado de las puntas del altar. No quiere salir, y dice: “Díganle al rey Salomón que soy su siervo, que no me mate”.
52. Entonces Salomón contestó: —Si Adonías se porta como un hombre bueno, ni un pelo de la cabeza se le caerá al suelo; pero si se descubre que tiene maldad, morirá.
53. Entonces el rey Salomón lo mandó traer del altar y Adonías entró y se postró ante el rey. Salomón le dijo: «Vete a tu casa».