14. Le encargaré para siempre mi casa y mi reino, y su trono durará para siempre”».
15. Natán le informó a David sobre esa visión y todo lo que Dios había dicho.
16. Entonces el rey David fue y se sentó en la presencia del SEÑOR y le dijo: «SEÑOR Dios, ¿por qué soy tan importante para ti? ¿Por qué es importante mi familia? ¿Por qué me has hecho tan importante?
17. Dios mío, he recibido tanto y aun así te ha parecido poco, pues me has hecho a mí, siervo tuyo, grandes promesas sobre el futuro de mi dinastía. SEÑOR mi Dios, me has permitido ver más del futuro de lo que un ser humano puede entender.
18. ¿Qué más puedo decirte sobre el honor que has hecho con tu siervo, si tú bien lo conoces?
19. SEÑOR, toda esta grandeza es obra tuya, porque así lo quisiste y por causa de tu siervo, para dar a conocer todas estas grandezas.
20. »Todo lo que hemos escuchado con nuestros propios oídos nos lleva a una sola conclusión: SEÑOR, tú eres el único Dios y no existe nadie como tú.
21. ¿Qué otra nación en la tierra es como tu pueblo Israel? Tú lo salvaste para hacerlo tu pueblo e hiciste que tu nombre se conociera al hacer prodigios y maravillas por tu pueblo. Tú expulsaste a las naciones delante de tu pueblo, a quien rescataste de Egipto.
22. SEÑOR, tú mismo te convertiste en Dios de Israel y lo hiciste tu pueblo. Israel es tu pueblo por siempre, y tú eres su Dios.
23. »Ahora, SEÑOR, confirma para siempre tu promesa con respecto a mí, tu siervo, y a mi dinastía. Haz conforme a todo lo que has dicho.
24. Entonces tu nombre recibirá honor por siempre, y el pueblo dirá: “El SEÑOR Dios Todopoderoso es rey de Israel. Que la dinastía de tu siervo David siga fuerte a tu servicio”.