1. Se dice que entre ustedes hay un pecado sexual tan grave que ni siquiera lo cometen los que no conocen a Dios. Dicen que uno de ustedes tiene como mujer a la esposa de su propio padre.
2. ¡Y todavía están orgullosos! ¡Deberían más bien estar tristes! El hombre que cometió ese pecado debería ser expulsado de entre ustedes.
3. Yo no estoy presente físicamente con ustedes, pero los acompaño en espíritu. Aun estando lejos, ya he juzgado a ese hombre como si yo estuviera allá con ustedes.
4. Reúnanse en el nombre de nuestro Señor Jesús, y yo los estaré acompañando en espíritu. El poder de nuestro Señor Jesús se hará presente.
5. En ese momento, entreguen a Satanás al que cometió el pecado. Su deseo pecaminoso será destruido, pero su espíritu será salvo en el día en que el Señor venga.