1 Corintios 4:3-16 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

3. Me tiene sin cuidado que me juzguen ustedes o un tribunal humano. Ni siquiera yo mismo me juzgo.

4. Hasta donde yo sé, no he hecho nada malo, pero no por eso soy inocente. El Señor es quien me juzga.

5. Por eso les aconsejo que no juzguen antes de tiempo. Esperen a que el Señor venga. Él iluminará todo lo que está en la oscuridad y descubrirá las intenciones del corazón. En ese momento, Dios dará a cada uno la alabanza que se merezca.

6. Hermanos, les pongo como ejemplo de todo esto a Apolos y a mí mismo. Lo hago para que con nuestro ejemplo ustedes aprendan lo que significa: «Sólo obedezcan lo que está escrito». Así no sentirán orgullo por un hombre y odio por otro.

7. ¿Quién ha dicho que tú eres mejor que los demás? Todo lo que tienes, Dios te lo ha dado. Entonces, ¿por qué presumes como si lo hubieras conseguido tú mismo?

8. Ustedes se creen que ya tienen todo lo que necesitan, que ya se han vuelto muy ricos, y que gobiernan como reyes sin nuestra ayuda. Qué bueno sería si en verdad fueran reyes para que pudiéramos gobernar con ustedes.

9. Pues me parece que a nosotros los apóstoles, Dios nos ha dado el último lugar, como si estuviéramos condenados a morir frente a todos. Parece como si fuéramos un espectáculo para todo el mundo, tanto para los ángeles como para los humanos.

10. Por la causa de Cristo, nosotros nos hemos convertido en tontos, mientras que para ustedes seguir a Cristo significa que son sabios. Nosotros somos débiles, pero ustedes creen que son fuertes. A ustedes los honran y a nosotros nos desprecian.

11. Incluso ahora, tenemos hambre y sed, nos hace falta ropa, la gente nos maltrata y no tenemos un hogar.

12. Tenemos que trabajar mucho para vivir. Cuando nos maltratan con palabras, los bendecimos. Cuando nos persiguen, lo soportamos.

13. Cuando dicen algo malo de nosotros, nosotros decimos algo bueno. Hasta hoy, nos tratan como la basura del mundo, como los desechos de todos.

14. No les escribo esto para avergonzarlos, sino para darles consejos como a hijos míos queridos.

15. En su vida con Cristo podrían tener miles de tutores, pero no más de un padre. Me convertí en su padre cuando les anuncié la buena noticia de salvación, y ustedes formaron parte de Cristo.

16. Por eso les suplico que sigan mi ejemplo,

1 Corintios 4