9. Entró Tobías a hablar con su padre, y le dijo:— Mira, ya he encontrado a un hombre de entre nuestros hermanos israelitas.Le dijo Tobit:— Llámalo, porque quiero saber a qué familia y a qué tribu pertenece, y si es una persona de fiar para ir contigo.
10. Salió Tobías, lo llamó y le dijo:— Joven, mi padre te llama.Entró Rafael, y Tobit se adelantó a saludarlo. El ángel le dijo:— Te deseo la más completa felicidad.Respondió Tobit:— ¿Y qué felicidad puedo tener yo? Estoy ciego y no puedo ver la luz del cielo, sino que permanezco siempre en tinieblas, como los muertos que ya no pueden ver la luz. Estoy vivo, pero soy como un muerto: oigo la voz de las personas, pero no las veo.El ángel le dijo:— ¡Ten ánimo! ¡Dios te sanará pronto! ¡Anímate!Entonces dijo Tobit:— Mi hijo Tobías quiere ir a Media. ¿Podrías tú acompañarlo y guiarlo? ¡Hermano, yo te pagaré el salario que te corresponda!Él le respondió:— Yo puedo ir con él. Conozco todos los caminos, porque muchas veces he ido a Media atravesando sus llanuras y sus montañas. Conozco esos caminos como la palma de la mano.
11. Tobit le preguntó:— Hermano, dime a qué familia y a qué tribu perteneces.
12. — ¿Qué necesidad tienes de saber mi tribu?Le dijo Tobit:— Hermano, quiero estar seguro de quién eres y cuál es tu nombre.
13. Él le contestó:— Yo soy Azarías*, hijo de Ananías el grande, uno de tus hermanos.
14. Le dijo Tobit:— ¡Bienvenido, hermano! ¡Que tengas salud! No te moleste el que yo haya querido estar seguro de cuál es tu familia. Ya veo que eres hermano nuestro y perteneces a una familia noble y digna de respeto. Yo he conocido a Ananías y a Natán*, los dos hijos de Semelías* el grande: con ellos iba yo a Jerusalén para adorar juntos a Dios, y nunca se apartaron del camino recto. ¡Buena gente son tus hermanos y excelente tu origen! ¡Bienvenido seas!
15. Después añadió:— Te pagaré un dracma cada día como salario, y además te daré cuanto necesites, lo mismo que a mi hijo.
16. Ve con él, y todavía añadiré algo más a tu salario.