15. tu omnipotente palabra se lanzó, como invencible guerrero,contra aquella tierra maldita, desde tu trono real de los cielos.Empuñaba la cortante espada de tu irrevocable decreto
16. y, manteniéndose erguida, tocaba el cielo y aplastaba la tierra.
17. Entonces, repentinas y terribles pesadillas los sobresaltarony un inesperado terror se apoderó de ellos.
18. Tendidos por todas partes con apenas un soplo de vida,daban a entender cuál era la causa de su muerte;
19. los sueños, en efecto, que los habían sobresaltado,eran como predicciones para que no perecieransin conocer la causa del castigo que estaban sufriendo.
20. Pero también el pueblo fielfue probado con la muertey muchos perecieron en el desierto.No duró mucho, sin embargo, tu ira
21. porque un hombre intachablese dio prisa a defenderlos:con las armas de su condición sacerdotal—oración e incienso expiatorio—se enfrentó a tu ira y puso fin al castigo,mostrando que era tu fiel servidor.
22. Venció tu ira no con la fuerza corporalni con la potencia de las armas,sino que aplacó con la palabraal que estaba ejecutando el castigo,recordándole los pactos y promesasque había hecho con los antepasados.
23. Cuando los cadáveres yacían por tierraamontonándose unos sobre otros,se puso en medio y detuvo tu cóleraimpidiendo que se abatiera sobre los que aún vivían.
24. En su túnica estaba representado el mundo entero;los nombres gloriosos de los antepasadosestaban grabados en las cuatro hileras de piedras preciosas,y tu majestad resplandecía en la diadema de su cabeza.
25. Ante todo esto, el exterminador retrocedió atemorizado,pues una sola prueba de tu cólera había sido suficiente.