21. ¡con cuánta mayor delicadeza juzgarás a tus hijos,a cuyos antepasados hiciste juramentos y alianzas,y prometiste otorgarles espléndidos bienes!
22. Así pues, cuando castigas con moderacióna nuestros enemigos, nos estás educando a nosotrospara que, al juzgar a los demás, recordemos tu bondady, al ser nosotros juzgados, confiemos en tu misericordia.
23. No obstante, a los de vida insensata y malvadalos atormentaste con sus propios ídolos abominables.
24. Y es que se habían extraviado por completosiguiendo caminos del todo equivocados,considerando dioses a los más viles y repugnantes animalesy dejándose engañar como ingenuos pequeñuelos.
25. Por tanto, como a niños incapaces aún de razonar,les mandaste un castigo que los puso en ridículo.
26. Pues al no enmendarse con una ligera reprensión,tendrían que soportar luego un castigo digno de Dios.