26. Llamen, pues, a los asirios y entréguenles la ciudad para que sea saqueada por la gente de Holofernes y todo su ejército.
27. Es preferible que nos hagan cautivos y seamos sus esclavos. De esa manera seguiremos vivos y no habremos de contemplar la muerte de nuestros niños ni habremos de ver cómo desfallecen y mueren nuestras mujeres y nuestros hijos.
28. Por el cielo y por la tierra, y también por nuestro Dios, Señor de nuestros antepasados, que nos castiga a causa de nuestros pecados y los de nuestros antepasados, les solicitamos que actúen conforme a lo que en este día les pedimos.
29. Toda la gente que estaba allí reunida rompió a llorar amargamente, invocando a una voz y con fuertes gritos a Dios, el Señor.
30. Ozías les dijo entonces:— ¡Animo, hermanos, resistamos otros cinco días! En ese tiempo el Señor nuestro Dios volverá a apiadarse de nosotros y no nos abandonará definitivamente.