13. El Señor oyó su clamor y vio su aflicción, pues, durante mucho tiempo, en Judea y en Jerusalén permaneció el pueblo ayunando frente al Templo del Señor todopoderoso.
14. El sumo sacerdote Joaquín, así como todos los sacerdotes y ministros que estaban al servicio del Señor, vestidos de sayal, le ofrecían el holocausto perpetuo, las oraciones y las ofrendas voluntarias del pueblo.
15. Cubiertos sus turbantes de ceniza, suplicaban al Señor con todas sus fuerzas que visitara con piedad a todo el pueblo de Israel.